«Celebro que Trapiello deje sin editar a Cervantes, para que los obtusos y los iracundos detectores de naderías se enteren de que la literatura no es escribir bien y que la corrección no significa nada», afirma Sergio del Molino en esta columna. Para el escritor, la perfección es tan antipática que solo se redime con tropezones, manchas de tinta y lo que Shakespeare llamaba «frases de lunes por la mañana».
La entrada El derecho a escribir (y a vivir) mal se publicó primero en Ethic.